domingo, 6 de marzo de 2022

Adiós 2021

 Años impares, sin duda mis favoritos, y aunque este no ha ido del todo mal, tampoco ha ido todo lo bien que me hubiera gustado, pues ha estado plagado de decepciones.

El año comenzó luchando contra uno de mis enemigos, los granos. Comencé a seguir una rutina diaria con una serie de ácidos e historias, me estaba afectando a nivel anímico tanto grano. También tuvo lugar otra batalla, las muelas de juicio. Tenía preparada una operación para las dos muelas de abajo, en teoría eran muelas complicadas de sacar en la operación y eso me asustaba mucho. 

Fue duro, MUY DURO. En la operación, me sacaron solo una y estuve más de 1 hora. El post operatorio creo que ha sido el más duro de todos lo que he tenido, y el problema era que como había sido tan complicada la operación, tuvieron que dividir la extracción en 2, todavía PEOR. Creo que desde las piedras en el riñón, nunca había llorado tantísimo, pero bueno, fueron unos días muy muy duros, pero terminaron pasando y ya solo faltaba una muela. 

Mientras tanto, pude al fin asegurar mi balcón para proteger a Kobu de las posibles caídas no deseadas y aunque me dejé unos 280€, a día de hoy, ya un año después, sigo pensando que fue la mejor inversión que pude hacer, gato seguro, Ana sin ansiedad. 

Y llegó Marzo y con él, la extracción de la segunda muela. He de decir que aunque la operación en tiempo fue más o menos similar, el post-operatorio fue mucho más liviano. Obviamente fue duro, pero ni de lejos como el que tuve con la primera muela, así que dentro de lo que cabe, se pasó el tiempo mucho más rápido que con la primera ¡yuhu, hasta luego muelas!

Marzo también fue el mes en el que al fin, tuve cita con la dermatóloga que examinó mi problema con el Acné y me dió cita después del verano para comenzar con un tratamiento oral ¡al fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin! Aunque he de decir que comenzaba a tener mejor la piel tras mi rutina diaria, la verdad. También hubo tatuaje, el más friki de todos, el famoso Always de Harry Potter. Sí, 28 años que tengo. 

Creo que el estrago que hizo el COVID en 2020 hizo que en 2021 quisiera moverme mucho más, hacer más planes y disfrutar más de la vida. Por eso nuestro primer viaje comenzó en abril a Tarragona. Aunque fue una escapada muy breve de un finde, este tipo de viajes cortos me hacen disfrutar de los rincones tan bonitos que tiene Cataluña, que no son pocos. 

Y aunque abril no fue del todo maravilloso, vino alguien a mi vida que la puso de nuevo patas arriba. Bimbo, un gatito negro de 3-4 meses me hizo plantearme la opción de tener un segundo gato "Estoy preparada?" no lo sabía, realmente no lo sabía pero algo me dijo que me lanzara a la piscina. Y el día 13 de abril, fuimos a recoger a ese gatito, pero solo para ser su madre de acogida JAH!

Fue muy duro, encerramos al gatito en la habitación de Cristian y la primera noche, se nos subió por la estantería, nos bufó, horrible. Fue horrible, y recuerdo estar tan asustada por dentro que me arrepentí de haberme lanzado sin pensar en las consecuencias. Pero había algo dentro de mi, que sabía que no me había equivocado, y así fue. 

Tras días, y días y más días estando con él, poco a poco sacándolo de su zona de confort, limpíandolo con toallitas, dándole mimos, vitaminas para su caída de pelo, vimos avances, muy lentos, pero los vimos. Era un gato que le costaba jugar, le costaba mirarte y casi respirar, fue tan duro, lloraba tantísimo, que a día de hoy quiero decirle a esa Ana "tranquila, lo estás haciendo bien, muy bien". Tras casi un mes encerrado, comenzamos la adaptación con Kobu, otro drama. Kobu es un gato muy territorial, tanto que me sorprendió. Íbamos por tramos, los dejábamos que se olieran, otro día dejábamos que Kobu entrara al cuarto, y el muy perro orinaba en la arena de Bimbo, o mejor dicho, Haku. En fin, un percal importante, hasta que un día, los dejé con la puerta abierta y Haku comenzaba a llamar Kobu con maullidos (todo lo vigilábamos por una cámara) y fue tan bonito, tan bonito ver como quería ser su "hermanito" aunque Kobu fue muy duro con él siempre, la verdad. 

Conforme fue pasando el tiempo, ambos se fueron acostumbrando a la presencia del otro, aunque ya os digo que Kobu fue muy duro de pelar, tanto que os prometo que por las noches, yo lloraba porque parecían que no eran compatibles. Pero llegó el momento de esterilizar a Haku y por ende, decidir si formaría parte de nuestro hogar o no. Y la respuesta la tenía muy clara, prometía ser un gato difícil, pero no podía dejarlo ir, lo quería conmigo.

Kobu sufrío una bajada de defensas brutal, haciéndolo caer enfermo durante un mes entero. Yo no me lo podía perdonar y me castigué mucho mentalmente hablando. Fui muy dura conmigo misma, porque el tener otro gato, era exclusivamente para que Kobu no estuviese tan solo, y nunca lo había visto tan mal, tan despegado de mi, era otro gato. Fue duro, muy duro. 

Pero poco a poco, y estando mucho más rato dedicado 100% a Kobu, que todo comenzó a volver a la normalidad y comenzaron a jugar, ahí me volví a romper. Era justo lo que estaba buscando, ellos dos solos jugando sin problemas, era un sueño hecho realidad. 

Llegó Mayo y tras una crisis muy gorda, me di cuenta de que hay que saber elegir a las personas, y cuando digo esto me refiero a que está muy bien estar para los demás, pero también es ideal que los demás estén para ti, y no fue el caso. Creo que hacía mucho tiempo que no me sentía tan impotente con una persona, pero por primera vez, tuve que dejar marchar a alguien que quería muchísimo pero que no me hacía bien. No le deseo el mal, claro que no, de hecho pienso mucho en ella, pero a veces, hay que tomar decisiones egoístas si hay alguien que te está destrozando por dentro con detalles absurdos. Y no hablemos de las faltas de educación que pueden cometer estas personas cuando estás en un evento social (SH), en fin, hay que pasar página y aunque no fue fácil y a día de hoy todavía pienso en ello, creo que en el fondo, es la mejor decisión que pude tomar. Ahí fue cuando comencé a relacionarme con más amig@s, a salir más, aprovechar más los días libres y disfrutar de mi entorno. 

Este San Juan lo pasamos con unos buenos amigos, estuvimos en la playa de Badalona y fue una noche muy bonita, aunque había un trasfondo oscuro, muy oscuro. Días después nos fuimos de escapada por las playas de Girona ¡menuda gozada de viaje con gente bonita! y ese mismo domingo que volvimos, recuerdo estar en la cama con Cris y recibir EL MENSAJE "Chicos, he dado positivo en Covid". Se me revolvió todo, absolutamente todo porque justo esa semana bajaba a ver a mi familia y la graduación de mi hermana. Mañana siguiente: Ana y Cristian (aunque él más tarde) positivos en Covid, a la mierda el viaje y todo. 

La hostia, qué duro fue pasar el Covid, que mala estaba y como entiendo lo gordo que fue pillar el virus. A día de hoy, 2022 sigo con problemas de olfato/gusto y no he recuperado todo el pelo que se me cayó, espectacular. 

Y llegó julio, aunque era un julio diferente. Le dije a mi hermana que se viniera a Barcelona a vivir, y así fue. Cogió sus maletas y se plantó aquí para buscarse la vida y la verdad es que hicimos bastantes planes: visitar restaurantes, coctelerías, Port Aventura y mucho más. 

Fue un verano entretenido y de mierda. Estábamos en la estación del Nord para coger un bus a Cadaqués. Queríamos disfrutar unos días por allí y nos pareció guay hacernos una pequeña escapada. Tras perder el primer bus, decidimos desayunar en un bareto de mierda, café asqueroso y tostadas quemadas, pero nada nos podía detener las ganas de conocer Cadaqués. Llegamos a la estación y estábamos haciendo cola para el bus cuando dejamos las maletas, subimos y tras estar sentados 2 minutos, porque no fueron más, alguien gritó que se habían llevado 2 mochilas. Nosotros nos levantamos pero cuando vimos, que realmente fueron NUESTRAS mochilas, recuerdo como un miedo horroroso indescriptible me subió por el cuerpo, nos lo habían robado TODO. Absolutamente todo. Es una sensación que no le deseo a nadie, porque es muy muy jodida, no sabíamos que hacer. Corrimos por toda la estación y los guardas de seguridad, no nos hacían ni puto caso. Fuimos a denunciar, y justo me llegaron notificaciones de que habían intentado pagar con mi tarjeta, pero yo la había bloqueado nada más salir de la estación, hijos de la gran puta. 

Para colmo, nos fuimos a un restaurante con mi hermana para pasar un poco de lo que había sucedido y un buen amigo me soltó "llevabas el DNI y tus llaves, tienen tu dirección, cambiar la cerradura" otro trauma más, esos hijos de puta ladrones de mierda, sabían donde vivía y aunque realmente dudo que hubieran venido a casa, no lo descarté y nos dejamos 200 pavos en una cerradura nueva. 

Aunque le costó mucho a Cris, pero tras el episodio de mierda, decidí que no me habían jodido el verano y comenzamos a visitar muchos lugares de BCN y también nos hicimos una pequeña escapada a Tossa de Mar, la verdad es que fue maravillosa y muy reparadora. 

En septiembre estalló el volcán de la Palma, guau fue espectacular, aunque muy dañino para los de allí. También comencé el tratamiento con el acné, Dercutan concretamente. Y la verdad es que no noté tantos problemas como decía la gente, labios secos pero poco más. Mi hermana encontró curro de momento en realidad, estuvo de panadera pero luego terminó yéndose a un Call Center gracias a un conocido. 

Y tras un año un poco raro, Cris y yo decidimos hacernos una escapada en Octubre a Luxemburgo, ese país que nunca te planteas visitar, pero que fue un viaje de la hostia ¡en serio! 

Noviembre fue un mes complicado porque tenía el famoso juicio del asesinato que hubo en mi antiguo bloque. Fue bastante dura la experiencia, no se la deseo a nadie. Ver frente a ti a una persona que ha matado a otra, es acojonante de miedo. Pero esto me hizo volver al psicólogo, quería saber afrontar el juicio sin ansiedad, y descubrí que solo fue una excusa, volver al psicólogo me hizo ver las cosas desde otra perspectiva que jamás hubiera creído, fue genial. 

También decidí volver a Granada, visitar a una amiga que no lo estaba pasando del todo bien y fue tan enriquecedor ese viaje... Tan genial siempre que vuelvo a tierras Andaluzas..., aunque he de decir, que aunque echo de menos aquello, estoy tan agusto en Barcelona, que a no me quiero ir, al menos a corto plazo. He hecho mi vida aquí, con Cristian, amigos nuevos, mis gatos, mi casa..., no necesito nada más. 

En diciembre pude conseguir entradas para la presentación de KOI en el Palacio Sant Jordi y fue todo un espectáculo. Ver lo que un Streamer tan grande como Ibai, es capaz de hacer, es totamente increible, menuda gozada. 

Estas Navidades fueron complicadas, pero mi familia subió a verme, incluso nos hicimos una escapada a Girona, estuvo bien, pero podría haber sido mejor, como todo. 

Por último, decidimos irnos a una casa rural con nuestros vecinos, la verdad es que este año ha sido muy guay con ellos. Nos han integrado en sus planes, con sus amigos, y no podemos estar más agradecidos de tener a gente tan buena, a tan solo unas cuantas escaleras, es genial. 

En general ha sido un año intenso, he perdido amistades que consideraba de verdad, me he vuelto a enamorar de un peludo negro, Haku y me he conocido más que nunca, he analizado cuales son los fantasmas de mi pasado, y estoy aprendiendo a solucionarlo. Este 2022 ha comenzado de la mejor manera posible, viajando y estoy segura de que va a ser un año difícil de olvidar. 

martes, 9 de marzo de 2021

Adiós 2020

(...) ¡Ahora sí que sí, no sé que me deparará este 2020, pero odio los meses pares! 

Vaya, vaya, vaya ¡menudo año! mira que siempre pienso lo mismo conforme escribo este pequeño resumen, pero madre mía, es que he estado a punto de cambiar el maldito título por ¡qué te jodan 2020! ¿Entendéis el por qué digo que odio los meses pares? aún así considero que he tenido suerte. Ha sido un año lleno de cambios y experiencias profesionales. 

Pensé que nada podía superar a 2019 pues había sido un año bastante completo en cuanto a salud mental, laboral y ser al fin mamá de un peludo. Pero para nada, este 2020 venía para plantarse como uno de los años más jodidos del último siglo. 

En enero hice mi lista de propósitos, entre ellos viajar más que 2019, jah! Comencé sacándome mis certificaciones de Google Ads y rechazando un puesto de trabajo que casi me hizo tomar una mala decisión. Al poco de este rechazo, logré que me subieran de horas en la empresa en la que trabajo actualmente, por lo que fue un chute de emoción para mi carrera profesional y mi meta para este 2020. Comencé a coger más confianza en mi misma, en mis capacidades. 

Fue genial soñar con planear uno de los viajes más esperados de toda mi vida, ROMA. Compramos los billetes de avión, hotel, TODO. Abril de 2020 sería el año en el que al fin, iba a una de las ciudades más icónicas y más deseadas desde que era una adolescente, JAH! 

Febrero fue  el mes en el que volví a engancharme al LOL, supongo que tener más tiempo para mi me hacía que necesitase divertirme un rato cuando terminaba de trabajar, aunque lo complementaba con alguna asignatura que me había quedado por finalizar del máster y el TFM. Volví a hacer migas con una amiga de mi infancia, I. y eso es algo que me encantó vivir de nuevo, ya que aunque siempre habíamos sido muy amigas, por cuestiones de estudios, trabajo, etc., nos habíamos separado, es una de las mejores cosas de este 2020 la verdad. 

Desde China, había un pequeño susurro que decía que un virus jodido estaba acabando con la población, atacando a los más mayores y parando la economía... Bueh, eso es algo que nos pilla muy lejos, qué más dará lo que pase allí? JAH!

A comienzos de marzo, la cosa parecía que se extendía por Europa, y comenzaron a darse los primeros casos en España, para mi algo que no me daba nada de miedo ni respeto. JAH! 

A las pocas semanas, justo el 13 de marzo, nuestro jefe nos avisó que estaríamos fuera de la oficina un par de semanas guardando cuarentena porque desde le gobierno de España, habían decretado a confinarnos durante dos semanas, aquí la cosa ya cambió, yo seguía pensando que todo esto era una exageración, que no era más que un simple resfriado, pero me pareció interesante "teletrabajar". 

Cuando Italia cerró fronteras, ahí sí que me empecé a rallar, no por el virus, sino por mi viaje. Años soñando con visitar Roma y ¡pam! otro viaje que se termina retrasando una vez más por un "simple resfriado". No os voy a engañar, lloré cual magdalena y realmente fue algo que me toco mucho, era algo muy deseado y que de la noche a la mañana, se había roto de nuevo.

Recuerdo que compré a principios de año una agenda magnífica en la que apuntaría mis hazañas este 2020, mis viajes y aventuras, mis quedadas y demás. Pero se convirtió en un diario de bitácora. Semana tras semana iba apuntando cómo los casos iban aumentando no solo en España, sino en el mundo entero. Contaba día tras día los acontecimientos que narraban las noticias, era un caos. 

No os voy a negar que la idea de pandemia mundial era algo divertido, era lo que muchos frikis habíamos estado esperando desde hace años, ignorante de mi pensar "bueh ya pasará, será un mes y se acabó". La cosa es que cuando comienzas a ver las calles vacías, los negocios cerrando, los trabajos echando a sus trabajadores e incluso mi propia empresa estuvo en la cuerda floja. Cuando te llama tu madre exhausta, asustada por lo que está viendo en el hospital y cada día a las 20 de la tarde, la gente se asoma al balcón a aplaudir, ahí es cuando te haces la pregunta de ¿Qué cojones está pasando? 

Al principio era divertido, pero se convirtió en un absoluto infierno. Teletrabajar en un piso que no está acondionado para eso, fue horrible. Ese piso tan pequeño, con una mesa del ikea y unas sillas básicas de comedor conseguían que los días tardaran más en pasar. Las horas en el trabajo no eran 6, podrían incluso duplicarse, había que echar una mano y ayudar todo lo que fuera posible, eso o nos íbamos todos a la mierda. La suerte que tuve fue encontrarla a ella, L. Esa chica rara que era borde conmigo pero que poco a poco se fue convirtiendo en una de las personas más importantes de este 2020. Era genial hacer la daily y que se conectara un poco antes para tomarnos el café juntas, comentar anécdotas o lo más importante, conseguir que me valore (laboralmente hablando) y dejar de tener tanto miedo. Fue clave yo creo, ella y M. otra mujer muy importante para mi, lograron que poco a poco saliera de mi caparazón de miedo, angustia, inseguridad y un largo etc. 

MARZO: 85K infectados 7.4K muertes. 

En abril, el mes de tiktok, el maldito resistiré y mil mierdas. Lo que iban a ser dos semanas, no paraba de alargarse. Fue muy duro, el vivir de verdad en un piso tan pequeño, sin luz, sin ventilación me hizo replantearme mil cosas. Lo bueno es que jamás discutí con mi pareja, lo llevábamos bastante bien, pero aun así, necesitaba mi espacio. Mi momento más top era terminar de trabajar e irme a la terraza comunitaria con Kobu a que nos diera el sol. Para colmo, fue un mes con un tiempo de playa brutal. Las semanas pasaban y el confinamiento continuaba. No podíamos salir de casa, solo para comprar comida y no podíamos ir juntos, siempre separados. Eso sí, Cristian se curró una cena maravillosa para nuestro aniversario que me hizo pensar que estábamos en un auténtico restaurante japonés. 

A finales de abril, haciendo ya 7 semanas confinados, nos dejaban salir a andar una horita, algo que nos supo a gloria. También fue el primer contacto con las mascarillas, malditas mascarillas. 

ABRIL: 213K contagios y 24K muertes. 

En mayo la cosa poco a poco siguió relajándose, había turnos para salir a la calle, aquello parecía la guerra. Si veías a alguien mayor que estaba en tu franja horaria te enfadabas, algo subrealista pero muy cierto. He de decir que me escapaba para andar con una antigua amiga del Stradivarius, sentía que estaba haciendo cosas ilegales, pero necesitaba relacionarme. Las tiendas comenzaron poco a poco a abrir, pero tenías que ir con cita previa, pero L. y yo decidimos "quedar para comprar ropa" a modo de primera cita, fue divertido. He de reconocer que comencé a mirar pisos de alquiler, los precios habían bajado con la cosa del Airbnb y pensé que podríamos acceder a algo mejor, ya que me habían subido a 6 horas y mi sueldo era un poquito más alto, necesitaba salir de ese zulo de mierda. 

A mediados de mes comenzó la "Desescalada" iba por fases, según el volumen de incidencias de cada comunidad, se iba "mejorando" la situación. En plan, los bares podrían servir o podías hacer según qué cosa, etc. Yo ya veía la luz, eso estaba terminando, ya faltaba menos para acabar con esta pesadilla, JAH!

Barcelona iba avanzando relativamente bien, a nivel que pudieron venir mis amigas de Stradi a casa, ambas en ERTE, fue un momento realmente bueno. Es tan importante socializar, ver a otras personas, desahogarte de esta maldita pesadilla... aunque a final de mes, se fue alguien muy importante de nuestras vidas, otro mazazo más del coronavirus. No sabéis la impotencia de ver a quien más quieres llorar por no poder salir de Cataluña y despedir a sus seres queridos, y ver a 4 desgraciados saltándose las normas sin justificación alguna, en serio. 

Lo único bueno del mes me llegó como mensaje al correo del trabajo. Todo mi esfuerzo daba sus frutos, al fin podía tachar un propósito en mi listado. Me iban a cambiar el contrato a 8 horas, había conseguido aquello que tanto había soñado, trabajar de lo mío. MAGIA.

MAYO: 236K infectados y 27K muertes. 

Llegó junio, ya sumábamos 12 semanas de confinamiento, y seguíamos en la Fase 1. Aunque pronto seguimos avanzando e incluso volvimos a la oficina las segunda semana del mes. Aquello sí que fue raro, qué sensación tan maravillosa el ver a gente, poder hablar, un espacio con luz donde poder trabajar en una silla de escritorio, buah qué gozada. Realmente tenía todo lo que quería, por lo que al haberme subido de horas, sin saberlo, me habían dado la llave a continuar con la búsqueda de mi nuevo piso, necesitaba mudarme. Ya se rumoreaba de que habría una segunda ola tras el verano, y no quería volverla a pasar en ese piso de mierda. 

Mi madre, heroína donde las haya, estuvo cosiendo EPIS y mascarillas para donar al hospital de Cabra, de hecho le dieron un reconocimiento por la ayuda. Fueron tiempos muy difíciles en los que no había nada y ella ayudó. Pues como ya había "pasado" un poco lo más gordo, comenzamos a vender mascarillas por instagram y oye ¡negocio del siglo! he de decir que los filtros tenían su certificado y eran completamente seguras. 

Junio fue el mes donde las mascarillas se volvieron obligatorias, cosa que yo sabía que no dudaría mucho porque se acercaba el verano, y era imposible respirar con un trozo de tela en la cara. Cristian y yo hicimos una pequeña escapada a Sitges disfrutando de las playas y de la desconexión de aquella pesadilla llamada Covid 19, fue algo que nos sentó genial. Necesitábamos hacer ese viaje juntos y solos. 

También fue el mes donde terminé y presenté el TFM. Decidí hacerlo de un pueblecito llamado Alcalá del Júcar y la verdad es que fue super interesante y enriquecedor, aunque me daba pena porque sabía que con la finalización del máster, también se apagaría un poco las amistades que había conseguido, sobre todo con R. y O., aunque a día de hoy, puedo decir que por suerte, seguimos manteniendo en contacto :)

JUNIO: 250K infectados y 28K muertes.

Llegó julio, y el mismo día 1 teníamos la visita a un piso de Sants. En las fotos parecía el piso perfecto, 3 dormitorios, balcón, lavadero, en una zona bastante bonita y por un precio inferior a lo que suele valer un piso en Barcelona con esas características. Pues estuvimos esperando al chico y no venía nadie, pasaba la hora y nada, ni nos cogían el tlf ni nada. Decidí buscar por internet y me daba la localización de una agencia inmobiliaria en Valencia, ahí supimos que nos habían timado, menudo chasco. Pero decidí llamar una vez más, y ¡lo cogieron! el piso estaba una calle más abajo y cuando nos abrió la puerta, no pude creer lo que estaba viendo. ERA ENORME, realmente grande. Tenía 3 dormitorios como en las fotos, y una terraza bañada por el sol, era perfecto, en una zona perfecta y por un precio ideal. Tenia que ser mío. Le dije al chico que donde había que firmar, quería vivir en ese lugar costara lo que costase. Aunque estamos en Barcelona, aquí no eliges un piso, sino que los dueños te eligen a ti, así que utilicé mis técnicas de marketing y reuní toda los papales que nos pedían (avales, nóminas, declaraciones de renta... mil historias) y además, añadimos una especie de presentación chulísima presentándonos. Solo nos quedaba esperar. 

El chico no nos contestaba y yo comenzaba a preocuparme, me estaba haciendo muchas ilusiones pero sabía que nuestros sueldos podían echar hacía atrás al dueño de la casa. Pero no sé qué pasó pero recibí una llamada "el piso es vuestro, hemos tenido muchas dudas por vuestros salarios, pero habéis dado mucha información de los avales, y blablablabla" yo ya no escuchaba nada más solo "NOS MUDAMOS A SANTS".

A la semana ya estábamos firmando, no nos lo creíamos. Recuerdo que al día siguiente de firmar, Cristian y yo nos dimos una vuelta por el barrio y era como un sueño, estábamos en la zona que más nos gustaba de toda Barcelona, un barrio humilde, con tiendas pequeñitas y un ambiente familiar inigualable ¡ya era hora! lo divertido fue cuando tuvimos que limpiar y hacer la mudanza. Ese mismo finde ya estábamos liados limpiando como locos y preparando cajas. Poco a poco íbamos haciendo viajes en el metro con maletas hasta arriba dejando todo, eso sí, no lo he dicho pero era un piso sin amueblar, no tenía absolutamente nada, pero nos daba igual. 

Por suerte, tengo a los mejores amigos del mundo, y me ayudaron muchísimo. A. cada dos por tres venía a mi casa con su coche rojo y me echaba un cable llevando cajas del Stradivarius llenas de recuerdos y de ganas de empezar de nuevo. M. fue clave para los muebles más pesados e incluso ese maldito frigorífico, bendito M. ¡qué importante fuiste tío! la cosa de hecho se tuvo que adelantar porque volvían a haber casos de Covid y querían perimetrar la zona, por lo que lo que iba a ser una mudanza tranquila, se convirtió en un domingo de puta locura llevando todo lo pesado para pasar la primera noche allí. 

Recuerdo como si fuera ayer cuando llevábamos a Kobu en su transportín y pisó la casa. Es una casa que da al exterior, así que los ruidos estaban por doquier, y eso era algo que el minino no había experimentado antes. Vernos entre decenas de cajas, durmiendo con el colchón en el suelo y Kobu escondido y disfrutando de la brisa de aquella noche, lo que me hizo pensar "es el mejor año de mi vida". Qué irónico no? 

Nuestros padres nos ayudaron bastante, los padres de Cristian nos regalaron un sofá y los míos una lavadora, el resto nos tocaba apañarlo a nosotros. Perdí la cuenta de los viajes a Ikea y mil ideas de decoración por pinterest, incluidos DIY. 

JULIO: fue un mes tan a tope que ni siquiera me apunté cómo íbamos en España con respecto al Covid. 

Agosto sí que fue un mes bastante relajado, las medidas se "pausaron" porque había que salvar el verano, y cómo sabíamos que en otoño iba a volver otra ola de covid, decidimos salir todo lo que pudiéramos. Así que nos fuimos de viaje a Lloret de Mar con unos amigos, fue un viaje super divertido y con gente realmente maravillosa, disfrutar todos los días de la playa es un gustazo que nos encantó. 

AGOSTO: 300K infectados (no apunté como iban las muertes, pero sí que se notaba el rebrote del virus).

En septiembre continuamos con la mudanza y lo único destacable fue un viaje a Llança, aunque he de reconocer que no fue del todo como nos hubiera gustado. 

Por otro lado, mi hermana pilló Covid, no sabemos como pero bueno, dentro de lo que cabe fue bastante liviano y mis padres por suerte y seres responsables, lograron no pillarlo pese a que estuvieron viviendo todo el verano en el mismo piso. 

SEPTIEMBRE: 779K infectados y 32K muertes. 

Cómo se puede ver, el rebrote fue real, pero supongo que a nadie le sorprendió, todo el mundo viajó todo lo que pudo, me incluyo obviamente. El hecho de estar encerrado y que te priven de libertad, es algo que jamás pensé que podría pasarnos, pero terminó pasando.  

En Octubre mi madre pudo venirse unos días antes de que volvieran a confinar perimetralmente, la verdad es que me encantó que viniera. El poder enseñarle mi nuevo hogar fue algo muy motivador para que viera cómo estaba creciendo poco a poco. Me ayudó mucho con la decoración de la casa, tiene buen gusto y yo soy una manitas así que interesante combinación. También fuimos a Montserrat, y la verdad es que fue una escapada que nos gustó mucho, un lugar bonito de ir y con unas vistas espectaculares. 

A finales de mes, nos terminaron mandando de nuevo a teletrabajar, pero claro, esta vez tenía mi propio despacho, por lo que no me importó, estaba preparada. 

Algo que si que nos sorprendió fue el "toque de queda" sí sí, como en tiempos de guerra. En la gran mayoría de España el toque era a las 23, en Cataluña, decidieron adelantarlo a las 22 de la noche. O sea, si estabas en la calle pasadas las diez, te podían multar. Era de locos, aunque realmente nunca me importó demasiado, estaba demasiado a gusto en nuestra nueva casa, por lo que no me importaba demasiado todo lo que pudiera decretar el gobierno. 

Poco a poco nuestra casa comenzaba a tener vida, y aunque íbamos muy lentos en cuanto a decoración se refiere, ya iba pareciendo un hogar de verdad. 

OCTUBRE: 1.186K infectados y 36K muertes. 

Parece que este 2020 ha sido el año de las mudanzas, todos mis amigos se han mudado, TODOS. La verdad es que han bajado bastante los precios en Barcelona y yo creo que todos hemos aprovechado un poco el boom antes de que se vuelvan a subir. 

En noviembre vinieron a cerrarme el balcón para que Kobu no saltase pues ya me había dado algún que otro susto y tengo la suerte de tener a una vecina super maja que nos pasó el contacto. 

En general ha sido un mes en el que salimos cada fin de semana, teníamos mil planes siempre y también tuve mucho trabajo, pero fue un mes de volver a conocer a viejos amigos y volver a unir lazos, algo maravilloso. 

NOVIEMBRE: 1.605K infectados y 44K muertes. 

Y llegó el último mes del año, diciembre. Era un mes raro porque no parecía que fuese Navidad, la verdad. Dude mucho pero al final decidí no bajarme a mi pueblo porque además de que era carísimo, no quería quedarme tampoco muchos días,  quería pasar la Nochevieja en Barcelona y finalmente decidí quedarme aquí. Lo bueno es que tuve una Nochebuena con G. y A. que aunque no fue la bomba porque él estaba malito, para mi fue suficiente y estuve super a gusto, muy a gusto. 

Lo bueno se hizo esperar, y en Navidad venía mi hermana a pasar unos días a Barcelona. Eso sí que fue un puntazo. Nos lo pasamos genial solas, viendo por enésima vez toda la saga de Harry Potter, comiendo guarradas y chinchando a Kobu. También pude darle una sorpresa que llevaba tiempo detrás, nos tatuamos al fin. Es un tatuaje muy bonito y con mucho significado que me encanta comentar, porque creo que es algo perfecto y que une muy bien mi vida allí y aquí en Barcelona. Nos hemos tatuado una isla, y aunque parece super típico, para nosotras no lo es. Nosotras apenas nos llamamos por nuestro nombre, nos gusta más el término "illa", casualmente illa en catalán quiere decir isla. Es por eso que decidimos unir nuestra manera andaluza de llamarnos la una a la otra, con la esencia catalana, y nació esa pequeña islita en nuestro brazo. Es un tatuaje que teníamos muchas ganas de tener y realmente es algo que me encantó hacerme. 

Los últimos días del año llegaban a su fin y tras una Nochevieja en casa de G. y A. terminó uno de los años más extraños de la existencia de la humanidad diría. 

En mi caso, ha sido un buen año, pues cumplí varios objetivos, entre ellos laborales y personales. Crecí mucho como persona, me sentía más segura en el trabajo y conmigo misma, he logrado forjar lazos muy importantes con L. y un apoyo incondicional. Conseguimos mudarnos a nuestro barrio favorito de Barcelona, en una casa lo suficientemente grande como para que cada uno pueda tener su espacio ¡hasta el gato! y al fin parece que va teniendo sentido esa locura de venirme a Barcelona. 

No sé qué nos deparará el 2021, pero con la sombra del Covid a nuestras espaldas, parece que será un año complicado también, pero mientras tengamos salud, el resto nos sobra seguro. Ahora sí ¡vamos allá, me gustan los años impares!


martes, 4 de febrero de 2020

Adiós 2019

El año anterior acabó de una manera diferente y con muchas esperanzas a nivel profesional. Podría definir a 2018 como el año de los viajes, de las nuevas experiencias y de poder perdonar mi pasado gracias a la terapia con J.L. Este 2019 ha sido totalmente diferente, pese a que he seguido creciendo emocionalmente, este año todo ha girado más en torno a mi vida profesional. Qué comience!

Nos remontamos al mes de enero, como ya mencioné el año pasado, terminé la terapia con mi psicólogo. Fueron cerca de los siete meses de terapia semanal en la que logré conocer mejor a mi misma y perdonar mi pasado, y lo más importante, luchar contra la depresión y la ansiedad. Sin duda lo logré. He estado con varios psicólogos a lo largo de mi vida, pero jamás con alguien como él, me salvó literalmente la vida. Le dio solución a problemas que pensé que jamás podrían sanarse. Fue maravilloso y lo echo mucho de menos. Gracias al sistema sanitario de Cataluña por ayudarme en todo momento y sin cobrarme un duro. Muchas veces no valoramos la sanidad que tenemos en España y los grandes profesionales que la lideran, fue un placer tratar con todos los que me ayudaron en esa etapa de recuperación personal. GRACIAS.

Tenía la fuerza suficiente para enfrentar el año con fuerzas, ya estaba acabando el primer cuatrimestre en la UOC y menos mal. Haber cogido tantas asignaturas me estaba matando, aunque pese a todo, lo terminé sacando y la gran mayoría con sobresaliente. Tocaba buscar prácticas de empresa, que realmente era mi objetivo de hacer un máster, tocar la realidad y aprender.
A mediados de enero, estuve haciendo varias entrevistas, y aunque habían muchas interesantes, ninguna de ellas me despertaba esa motivación que necesitaba. Hasta que llegó aquella. La empresa que me cambió los planes de 2019. Fui en un día que hacía un tiempo bastante feo, la oficina estaba muy oscura, y había gente allí, pero estaba tan centrada en la chica que me estaba entrevistando y la conversación era tan enriquecedora, que ni siquiera me molestó que hubiera gente allí. Fue tan bien aquella entrevista que salí convencida de que me cogerían y que aprendería muchísimo, y así fue. Tras salir de la oficina, me puse a llorar. Llamé a una compañera del máster, Raquel, y se lo conté todo. Era una chica que conocía de unos meses, pero es de este tipo de personas que conoces y quieres conocer todo de su vida porque tiene algo que te hace confiar en ellas para todo. También le lloré a mi madre, a mi novio, en fin, un mar de lágrimas por unas prácticas. Una vez que arreglé todo el tema de la burocracia con la universidad y firmé el contrato, me recorrió un escalofrío por mi cuerpo y pensé ¡LO LOGRÉ!

Empecé el día 5 de febrero. Me dieron un ordenador, con mi correo personal y a aprender. Cuando empezó M. a explicarme un poco por encima, sentía que ese sobresaliente en SEM no había servido para nada, que esto no tenía mucho que ver con lo que había estudiado, estaba totalmente desactualizada. La semana siguiente de entrar, tenía que lanzar mi primera campaña, recuerdo como sudaba de los nervios de no entender apenas nada y la frustración de pagar por un máster y que no te enseñe todo lo bien que debería. Aún así, aprendí, mucho. Y sigo aprendiendo claro. Aún recuerdo esa felicidad al ver un anuncio en Google que había hecho yo ¡MIRA MAMÁ, ESO LO HE HECHO YO! que sensación tan maravillosa y qué ridícula me siento ahora jaja.
No hay que olvidar que yo seguía trabajando por las tardes en el Stradi, aquello fue todo un reto, prácticas por la mañana, Stradi por la tarde y máster por la noche. Era un reto que no sabía si sería capaz de cumplir pero me tiré a la piscina con los ojos cerrados.

Llegó marzo, y yo en los pocos ratos que tuve libre, me iba sacando las certificaciones de Google, quería aprender, aunque cada vez más, el tiempo era más limitado. Durante este mes, rondaba en mi cabeza darle una sorpresa a Cristian con los ahorros que había guardado, quería regalarle un viaje sorpresa. Pero no sabía muy bien a donde. Salió el País Vasco en alguna que otra conversación y terminé comprando vuelos y Airbnb en Bilbao. Lo planeé todo, le pedí los días a mis dos trabajos, también hablé con la jefa de mi novio, estaba todo cuadrado y fue genial prepararlo todo. Avisé a Cristian un par de días antes para que tuviera tiempo de prepararse, aunque mi idea inicial era avisarle el día de antes. Bilbao en abril es precioso, fue un viaje bonito, tanto visual como gastronómicamente hablando. Nos lo pasamos como dos chiquillos, aquello era pequeño pero tenía mucho encanto. Y pudimos ver unos de los escenarios de GOT en San Juan de Gaztelugatxe. Qué caminata pero qué paisaje.

El mes de abril, no solo nos trajo un viaje maravilloso, no. Nos trajo el problemón del siglo en nuestra casa. La cosa es que teníamos una raja en el techo de la cocina que cada vez iba a más. Y tras meses de llamadas, logramos que vinieran a arreglarlo. Lo gracioso fue ver, que el techo se estaba rajando porque aguantaba kilos, y kilos y kilos de mierda de paloma. LITERAL. Yo estaba currando, pero recuerdo llegar a casa y que hubiera una capa de polvo marrón por todos los muebles. El olor era asqueroso, aquello era de película. La foto que adjunto, fue cuando ya quitaron todo y se "medio limpió" pero no comíamos directamente ya que caía mierda mojada, reciente vaya. No sé la de horas que estuvimos limpiando todo aquello, creo que ha sido una de las experiencias más guarras que he vivido. Encontramos hasta huevos de paloma! Era un puto palomar vaya. JODER.

En mayo tuve mi primera reunión con un cliente en la oficina, qué nervios y como sudaba por favor. Ya comenzaba a pesar trabajar en dos lugares diferentes, no comía bien ni descansaba pues si en la oficina terminaba a las 13:00 y empezaba en Stradi a las 15:30, pues ya sabéis, malabares con las horas y los descansos. El único día que realmente descansaba era el domingo, y tuve la puta suerte de que me tocó ser presidenta en una mesa de elecciones. Más de 12 horas allí sentada y luego teniendo que llevar los votos al tribunal o a donde fuera, pero menuda paliza. Los 65€ peor pagados de la historia, aunque he de decir como Socióloga, que fue muy interesante saber cómo funciona todo esto de las votaciones, toda una experiencia, la verdad.

Junio, JUNIO. Qué mes junio. Yo aún seguía perdiendo peso con mi estrés particular de no dormir y apenas comer. Cristian decidió animarme apuntando en un espejo una cuenta atrás de los meses de junio y julio, era una fecha clave, ya que terminaba las prácticas y no sabía si se quedarían conmigo. Pero fuera como fuese, acabaría de tener dos curros a la vez.
Había domingos que íbamos a la playa a desconectar y hubo uno diferente. Llegamos a casa y me había picado algún bicho en la playa, y dio la casualidad que en la sala de espera, estaba mirando Instagram y bueno, salió un gato siamés muy bonito en una protectora que yo ya conocía. Les mandé un mensaje de qué tiempo tenía, etc. Me respondieron que ese gato ya había sido adoptado, así que cerré el correo y no le di más vueltas. Al día siguiente tenía un mensaje de la protectora con fotos de gatos siameses que estaban esperando ser adoptados. Y apareció él. Era macho, de 4 meses, con una cara de mala leche que no podía con ella, y no sé por qué pero me enamoré. Se me chavó en el corazón y no me lo podía quitar de la mente. Fue entonces cuando decidí trasladar mis dudas a Cristian. Él no quería gato, por supuesto, aunque dijo una frase que me dejó las puertas abiertas "Yo no cuidaré del gato, si lo quieres, cógelo pero te tendrás que encargar tú de todo". Ahí fue cuando mi corazón se encogió y como persona adulta y madura que soy le dije "Cris, quieres que seamos papás de gato?" y aunque le costó darme el sí quiero, pero lo hizo. Ahí fue cuando yo ya bañé el dormitorio de lágrimas. Estaba muy nerviosa y con mil dudas, aún así, le dije a la protectora que me quedaba con él.
Recuerdo no dormir esa noche, no paraba de pensar si había hecho bien, realmente era una gran responsabilidad y no sabía si iba a estar a la altura, pero me pudieron las ganas de sacarlo de esa jaula. Y fue una buena amiga mía, R. la que me ayudó en todo, se encargó de las vacunas, de que ya estuviera esterilizado, de los papeles, de todo.
Finalmente, ella también fue la que me lo trajo en un largo viaje de 10 horas en tren. Cuando ya llegué a casa y abrimos la jaula pensé "Dios mío, ahora qué? Se hizo una bolita asustando, dándome la espalda y temblando. Recuerdo que estaba lleno de polvo, muy sucio aunque hubo un momento en el que me dejó acariciarlo y comenzó a ronronear, de nuevo, me puse a llorar. Hola Kobu, bienvenido a casa.

La primera noche se perdió en el salón. De hecho la mañana siguiente, no lo encontrábamos, tenía miedo que se hubiera tirado por la ventana que dejamos encajada o que le hubiera pasado algo.
Me fui al trabajo con el corazón en un puño, no había bebido agua, ni comido, nada y yo ya me sentía culpable por haberlo sacado de la compañía de sus hermanos y mamá. Horas después y tras desmontar medio salón, mi novio lo encontró dentro del sofá, sí dentro literal. Menudo alivio.
Tras eso, poco a poco salía, a veces corría de miedo... Pero no hacía ruido, no maullaba, era un gato que estaba como ronco, era algo muy raro. Un día cualquiera, recuerdo estar haciéndome el desayuno y verlo como salía de su escondite a investigar un poco la casa. Como siempre, me vigilaba y no me quitaba la vista, fue entonces cuando se me ocurrió maullar. Lo sorprendente fue que me respondió, fue la primera vez que lo escuché y comenzamos a tener una conversación a base de maullidos, mis vecinos deberían estar flipando.  Muchas veces me pregunto si realmente le enseñé a hacerlo o fue clave para que confiara en mi. Pero desde entonces, poco a poco aprendió a maullar como un gato normal.
Fue cuando comenzamos a crear una relación muy cercana. Le enseñé a amasar una manta, cosa que hacen todos los mininos y él no hacía, le enseñé a sentarse, a dar una vuelta, a hacerse el muerto, lo típico que no hace un gato vaya (ok, no). Me seguía a todos lados, me escuchaba me entendía, en muy poco tiempo nos convertimos en buenos amigos.

Llegó julio, y meses atrás, mi madre y yo le preparamos una sorpresa a mi hermana. Le comentó que le había regalado un viaje en un hotelazo, pero no le dijo el destino. Pobre de mi hermana que el destino era mi pequeña casa durmiendo con una humedad que mi madre, a cada rato, nos recordaba que existía.
La cosa es que vinieron a casar unos días, y fue un dilema. Mi piso es muy pequeño, y si metes a dos personas más y a un bebé gato travieso, pues no os cuento más. La verdad es que hicimos muchas cosas, entre ellas hacer un Scape Room de SAW, se lo quise regalar a mi hermana porque siempre hemos sido muy fans de esa saga, y fue un regalazo, nos lo pasamos genial y Cristian alucinaba de todo lo que sabíamos, gracias a la cantidad de veces que vimos las películas, por supuesto. Fue genial que estuvieran aquí, no dejo de echar de menos a mi familia, pero a mi hermana... la que más. Es mi otra mitad, no sería nada sin ella y estar tan lejos, me mata.

Julio acababa y mi contrato de prácticas también. Antes de eso, mi jefe solía hacer todos los veranos una especie de comida de empresa. Este año tocó ir al Tibidabo. Yo aluciné, nos lo pasamos genial. Me gustó mucho formar parte de aquella experiencia, mi familia alucinaba conmigo. Aquella noche, cenamos en un restaurante impresionante, hablamos muchísimo y bebimos más. Eso sí, me hicieron dar como una especie de discurso de bienvenida, cabrones.
Y llegó el momento de la verdad, tocaba la charla de se acaban las prácticas, qué va a ser de ti. Aunque las cosas no salieron como pensaba, me ofreció un contrato laboral. De camino a casa, y tras pensarlo mucho decidí tirarme a la piscina y cuando llegué a casa le dije a mi novio "Cristian, dejo el Stradivarius". Llevaba queriendo decir esa frase casi tres años, pero nunca había podido ser. Estar en esa empresa me ha permitido una oportunidad única de vivir en Barcelona, me dieron trabajo a las dos semanas de llegar, ha sido el trabajo que me ha permitido vivir aquí, me ha dado las mejores amigas que puedo tener, tanto de la Illa como de Pelai, y me ha hecho más madura y adulta en muchos aspectos. Pero era hora de colgar la clave de sol y empezar una nueva etapa profesional.
Fue duro decir adiós, aunque pasó sin pena ni gloria, supongo que me imaginaba algo más de lo que verdaderamente fue. Aún así, el recuerdo que guardo es y será siempre el mejor. Pelai me ayudó tanto, tanto a nivel económico como profesional, mis jefas siempre supieron entender mi situación y mis inquietudes. Siempre supieron amoldarse, es algo, de lo que siempre les estaré eternamente agradecida. GRACIAS.

En agosto decidimos irnos a Praga unos dias, fue el viaje de "comienza una nueva vida" la verdad es que pese a que no me disgustó, el viaje a Berlín que hicimos un año antes puso el listón muy alto. Mis amigas se quedaron con Kobu, que suerte tener amigas así... El viaje duró poco y al volver teníamos una visita programada con María! Fueron unos días muy bonitos, y mucho mejores que la primera vez que vino a vernos. Hablamos, nos sinceramos, recuerdo como ella me animaba a apuntarme a bailar y yo a ella a su pasión, que finalmente siguió. Nos entendimos mucho, es una niña a la que da igual el tiempo que pase, que seguirás teniendo como referente y confiando en ella. Ese ese tipo de personas que necesitas que estén a tu lado.

A finales de agosto, Cris y yo estuvimos en un camping con unos amigos y fue una experiencia totalmente innovadora y completa para mi. Fue un pequeño viaje que me enseño muchas lecciones y es algo que me muero por repetir este año de nuevo.

Llegó septiembre, como se notaba que tan sólo tenía un trabajo, que diferente era todo. Por las tardes solía descansar, supongo que el agotamiento físico y mental de 6 meses, habían acabado conmigo y necesitaba recuperarme tanto en energía como en peso. Estaba muy delgada, más de lo que ya suelo estar. Este mes fue otro en el que salgo de mi zona de confort, esta vez, haciendo caso a mis deseos y a los que me empujaron a ello. Me apunté para dar una clase gratuita de baile en Flamingo. El 17 de septiembre allí estaba yo, temblando como un flan, con una vergüenza que no podía ni moverme, hice dos amigas. Tras hacer los calentamientos previos y dar algún que otro paso de la canción de Happy, si no recuerdo mal, salí con una energía, una alegría y un nosé qué, qué se yo que pese a que mi sueldo no era alto, me apunté. Quería hacerlo, por qué no? llevaba años retrasando algo que había deseado durante muchos años, por qué no? Iba dos veces por semana, y aunque me daba corte mirarme al espejo, salía con una seguridad que no había experimentado antes. Otra buena decisión en 2019.

Octubre, el famoso octubre el mes negro y las manifestaciones. Este mes fue un caos, salió
la sentencia del Procès y hubieron manifestaciones durante toda una semana.
Creo que ha sido la semana más jodida desde que estoy en Cataluña. El viernes 18, mi chico y yo fuimos con unos amigos a la manifestación pacífica, no es todo mierda lo que muestra la televisión y quería verlo con mis propios ojos.

Durante toda esa semana, había recibido mucho odio por RRSS y quise demostrar que hay mundo más allá de las noticias de la televisión. Y no me equivoqué, la manifestación fue genial, aunque cuando comenzó a caer la noche, habían veinte subnormales con pasamontañas que se notaban que querían liarla. Eso es lo único que salía por la tele, el desastre de estos imbéciles y no el trabajo de centenares de personas, una pena.  Ese viernes hubo una violencia desmesurada, Cris y yo viéndolo desde la televisión (pues nos asustamos cuando empezamos a ver fuego y a la gente correr) no nos creiamos lo que estaba pasando, parecía una guerra. Poco después me llamó un amigo, había perdido toda comunicación con los trenes y no tenía donde quedarse a dormir, los tres nos quedamos media noche enganchados a la televisión viendo qué cojones pasaba con Barcelona y todo el tema del Procès. Menuda semana intensa.

Y aunque no quiero dar detalles, el lunes siguiente, fue unas de las peores situaciones en las que me he encontrado en mi vida. Solo quiero dejar retratado aquí aquello que vivimos en mi edificio y lo duro que fue, el miedo que pasé y la angustia que sigo teniendo a día de hoy.

Pero todo no iba a ser malo, vino un buen amigo nuestro a visitarnos unos días. Con él nos recorrimos media Barcelona, fue una visita muy bien aprovechada, pues conoció Barcelona en tan solo 4 días, él y nosotros también. Menuda paliza, pero oye, comimos genial, todo hay que decirlo. Una visita totalmente esperada y que se hizo de rogar durante casi tres años.

Y llegó diciembre, el mes de reflexión.  Pese a que tenía mis ahorros, necesitaba cobrar más, es entonces cuando comencé a buscar otro trabajo relacionado con el marketing que fuera a media jornada para seguir aprendiendo, pues estos meses aún seguía recuperándome del estrés anterior.
Pese a que me ofrecieron algo muy goloso de una empresa muy importante, algo me decía que tenía que seguir luchando donde estaba, ya que era lo que me había devuelto la ilusión y contra todo pronóstico lo dejé y a día de hoy, se que fue una buena decisión.


El mes de los reencuentros, vino mi amiga Dai de Granada y pasamos un par de días por Barcelona poniendonos al día. Y comenzaron las cenas de Navidad, la primera fue la del Stradi. Fue divertida aunque sentía que ya no pintaba nada allí, habían pasado tan solo tres meses, pero parecía toda una eternidad. Sin embargo, la cena de T. fue otra historia. Tengo un jefe que le pone mucho cariño a todo lo que hace y se nota, nos llevó a comer y él mismo hizo las cestas de navidad, algo que valoré mucho. También estuvimos echando una pequeña batalla con pistolas de láser, fue genial. La noche no acabo allí, seguimos comiendo y bebiendo, aunque yo, por desgracia, no podía quedarme mucho más, ya que al día siguiente me iba a Córdoba a pasar unos días con mi familia por Navidades. Pese a eso fue una noche maravillosa, como siempre. 

Los primeros días con mi hermana fueron claves, necesitábamos hacer el idiota solas, aunque la estancia en mi pueblo fue de lo más fructífera. Quedé con personas que hacia años que no veía, tuve conversaciones maravillosas y reencuentros en la Cuesta con un café de más de tres horas, que a día de hoy, sigo sintiéndome agradecida por estar rodeada de personas tan buenas. También tuve decepciones, obviamente, pero no dejan de ser lecciones de vida que te ayudan a seguir creciendo y a aprender a vivir sin rencor. Estuve también un día en Granada, cuanta falta me hacían sus calles y su té por favor.

El año acabó, y lo hice rodeada de los míos, y este año además, había un peludo que nos hacía compañía.
En fin, ha sido un año muy duro, acabé la terapia que me ayudó a superar mi depresión. Luché seis meses en dos trabajos a toda la potencia que pude, y logré encontrar mi lugar en el mundo. Conseguí encontrar qué era lo que me motivaba y logré conseguir un puesto de trabajo acorde. Seguí viajando, no tanto como me hubiera gustado, pero demasiado para el poco tiempo que tuve. Llegó Kobu, una de las mejores cosas de este año y por último, mi chico siguió estando a mi lado. Apoyándome cuando quería tirar la toalla, tachando los días en el calendario para que terminara todo, abrazándome cuando yo tan solo lloraba de cansancio. Ahora que ya somos tres, siento que estamos al completo, ahora tengo todo lo que quiero y solo me queda disfrutar y seguir creciendo como persona.

¡Ahora sí que sí, no sé que me deparará este 2020, pero odio los meses pares!



domingo, 24 de marzo de 2019

Adiós 2018

Siempre, cuando empiezo a escribir este tipo de post, tengo que leerme el anterior, para saber exactamente donde corte, y aunque es obvio que tras pasar un año y cuatro meses casi, habrá mucha información que perderé por el camino, pero es algo, que me encanta hacer e intentar ser lo más fiel posible a lo que pasó. Allá vamos.




Cabe destacar que la Nochevieja de 2017 la pasamos Cris y yo en casa, solos, con una mesa de verdad, una cena en condiciones. Él y yo. Fue una noche bonita, otra más a su lado y ahora sí, en nuestro hogar, mucho más familiar que el año anterior, se respiraba la Navidad en cada rincón, este año sí podíamos permitirnos un arbolito, algo que nos hizo mucha ilusión.

Enero el mes en el que la Illa echaba el cierre por una reforma muy merecida. Yo estaba atacada, me moría por ver ese cambio, sabía que no era el trabajo de mi vida, pero en cierta medida, me hacía ilusión ver el cambio. Aunque la reforma se atrasó, cosa que nos afectó a muchas, yo por ejemplo, tenía el examen en febrero, el maldito B1 de las narices tendría que esperar. Yo seguía todas las noches yendo a clases, acababa agotada (já inocente de mi). A mitad de mes, al fin llegó el turno de Lady Gaga en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Qué pasada, que espectáculo más entretenido, que calidad, en fin, fue una bonita experiencia junto a mi pequeña Marta, a la cual arrastré a pagar un dineral por disfrutar de aquella explosión de sentidos en toda regla.
Entre comidas en japoneses con los compañeros de Cristian y el famoso cierre el 27 de enero de la Illa, comenzaría el mes de Febrero, como es de esperar, la Illa me debía horas, por lo que a mis vacaciones se alargaron unos días más hasta entrar en la Farga a trabajar mientras seguían con la reforma. Acabó el curso de Inglés y quedamos con mis compañeros de clase a cenar una noche, la verdad es que fue muy divertido. Y bueno, destacar pues el gran acontenicimiento del año cuando mi querida amiga Cristina vino a Barcelona a realizar su trasbordo a EEUU, y tras MUCHOS años, conseguimos vernos. Aquello fue épico. Dos muchachas que se conocieron por un juego de internet y que a día de hoy siguen manteniendo el contacto... internet es mágico y maravilloso.

Y llegó el día, 8 de febrero, el maldito examen de Inglés B1 Cambridge. Recuerdo lo nerviosa que estaba, lo había elegido Computer Base, algo que recomiendo encarecidamente. Fue bien, incluso el Speaking, el cual me vi más suelta de lo que pensaba. Salí contenta, ahora solo quedaba esperar si los 400 euros que había invertido y las horas, habían merecido la pena. Fue al día siguiente cuando Cris y yo aprovechamos para seguir visitando Cataluña como nos propusimos. En un hotel con desayuno incluido en Girona, decidimos pegarnos esa pequeña escapada.
Qué ciudad tan bonita, que gran parecido guarda con Granada, mi Granada. De hecho, es la primera ciudad en la que me atrevo a comprar té. Ya que siempre ha sido Granada el lugar propicio para ello, pero esta vez decidí probar, y acerté de lleno. Fue un viaje breve pero muy enriquecedor para dos frikis que aman Juego de Tronos y les encanta ver los lugares donde se han rodado algunas escenas, como la famosa escena de "shame, shame, shame" los que la hayáis visto, sabéis muy bien por donde voy. También fue enriquecedor quedar con uno de mis mejores amigos, Paco, mi querido loco de atar, fue tan divertido estar con el y su chica, tan agradable tener una conversación fuera de contexto todo el rato que hoy, un año después, aún echo de menos. También echo muchísimo de menos esos madrugones que nos pegábamos Cristian y yo para desayunar en el hotel, nos poníamos como cerdos literalmente, tiempos aquellos en los que había algo de dinero.

Acaba el viaje, y a los dos días, Ana se planta en Badalona. Hacia años que quería tatuarme, pero nunca había sabido bien el qué quería hacerme. El día 13 de febrero fue la primera vez que una aguja me atravesó la piel dejando un rastro a su paso, la silueta de la Alhambra ¿por qué la silueta y no la grandeza de este monumento? el venirme a Barcelona fue algo muy duro para mi, fue una etapa complicada, ansiedad, inseguridad... al contrario de lo que sentía en Granada. Allí me comía el mundo, no me daba miedo casi nada, pero sabía que tenía que cerrar esa etapa, y no bastó con el cierre del blog. Quería algo más significativo, necesitaba que fuera una bonita manera de decir, se acabó, la etapa de estudiante terminó. Ahora toca enfrentarse a nuevos retos, crecer, madurar y dejar de ser una niña. Y así fue lo que le dije a Hellen, mi tatuadora, cuando vi que el boceto de lo que yo le había pedido iba más allá. La artista porque no tiene otro nombre, me había hecho un dibujo detallado de la Alhambra, era impresionante, fabuloso, pero no era lo que yo quería tatuarme. Fue ridículo y una pena que destrozada un trabajo como lo que me presentó, pero yo solo quería una línea fina, esa línea que me había tener los pies en la tierra con todas las vivencias que había tenido en Granada y las que me esperaban en Barcelona. Y así fue, grabado a fuego en mi piel como una línea que no se sabe muy bien que es, aunque con saberlo yo me basta.

¿Y qué ocurre si tu no estás bien de la cabeza y tienes dos amigas con mucho tiempo libre y locas de atar también? Pues nada que se van 4 días a Dublín porque si. Así fue, uno de los viajes más divertidos que he hecho nunca, qué sin fin de cosas, de lugares y sobre todo, DE COMIDA. Mi querida Noe y Marta me acompañaron a la ciudad de las cervezas y la música en directo. Tras una noticia un poco devastadora, aquel viaje nos sentó de maravilla. Fue tan divertido hacer chinchar a Marta robando papel higiénico de los bares para uso propio... o comer chucherías con sabor a vómito y morir en el intento, jo chicas, sois lo más grande que me ha dado Barcelona.

Justo a la vuelta, esperando en el aeropuerto, recibo un correo de la academia donde realicé el examen de Inglés, era la nota. Fue eterna la espera en el login de la web, pero mereció la pena. APROBADA. Tenía el puto titulo al fin. Me dieron otra noticia bastante peor, mi tita estaba muy malita, le habían descubierto un cáncer ya en fase de metástasis, así que bueno, os podéis imaginar el desenlace meses después.
Para los más despistados, os dejo un vídeo de nuestra vivencia esos cuatro días por las calles de Dublín, como siempre, perdida en las calles de Dublín.

Y se acabó lo bueno, tocaba volver a trabajar, esta vez dos semanas en La Farga, allí me enseñaron unos valores tan bonitos que no había aprendido antes, me abrieron tanto los ojos, que a día de hoy le agradezco mucho todo lo que hicieron por mi en una semana, sí al final fue una semana. No recuerdo bien si fue justo al lunes siguiente cuando tuve una reunión con RRHH en el que me avisaban que me trasladaban de tienda, no me quedaba en la Illa para su reapertura, recuerdo mientras me lo comentaban, una alegría dentro de mi quería estallar a gritar ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! en ese momento sabía que todo cambiaría, que no volvería a sufrir nunca más, que aquello marcaba un antes y un después en mi misma, en mi confianza y mi manera de ver la vida, se acabó el régimen dictatorial para siempre. Algo de lo que quizás a finales de 2019 os pueda hablar más a fondo de este tema y de cómo ser un mal líder puede afectar a una plantilla entera de trabajadores.


Llegó un momento bonito, y algo totalmente nuevo tanto para Cristian como para mi, la boda de David García en Granada en marzo.Nunca habíamos ido a una boda juntos, y por separado tampoco vaya (obviando cuando eres pequeño y vas con tus padres). Fue una bonita experiencia la cual me hace afirmar cada vez más que quiero retrasar toda esa parafernalia mucho más. Y bueno destacar la sorpresa que me pegaron mis padres nada más llegar a Granada, que vinieron a visitarme, nada, unas horas, pero fue bonito. Como siempre Cris consigue hacer cosas increíbles.

Y vuelta a Barcelona, os había dicho que odio volar ¿verdad? contad ya que van 4 vuelos, y estamos a marzo. Empecé en mi nueva tienda en calle Pelai. La verdad es que al principio fue todo un poco raro, me prometieron horario fijo de tardes y no fue así, iba siempre de mañanas, y encima en almacén, algo que me gustaba mucho. Qué decir tengo de aquel comienzo en Pelayo, me topé con dos de las mejores encargadas que he tenido hasta el día de hoy, dos mujeres con coraje, responsables y sobre todo, TRABAJADORAS. Algo que no había visto previamente, exceptuando a la Farga, por supuesto. Ellas dos T y C, se convirtieron en mi referente a seguir, su manera de hacer las cosas, su transparencia me hicieron volver a confiar en mi trabajo. Me fui abriendo poco a poco, e incluso me ayudaron con las vacaciones de verano, o sea, mi comienzo en Pelai fue lo mejor que me puso pasar desde que puse un pie en Inditex. Y es algo que no olvidaré. Me trataban con respeto, me dejaban hablar y no dudaban de mi palabra nunca. No sé, quizás son tonterías pero no era igual en mi trabajo anterior. El equipo estaba muy unido, había muy buen rollo y aquello me gustaba, no me costó integrarme.
Aquello marco un antes y un después en mi vida, desde ahí todo cambió y todo muy rápido...

Abril mi mes favorito para probar cosas, empecé el láser auch, disfrutamos Cristian y yo del conciertazo que se pegaron Imagine Dragons, y llegó nuestro tercer aniversario. Recuerdo que quería sorprender a Cristian, tenía mil y una ideas en la cabeza, lo que más quería hacer era un pequeño viaje, pero me era imposible porque no tenía mucho dinero, y tampoco tiempo. Se me pasó por la cabeza el típico ramo de flores, yo siempre he querido que me hagan eso, así que pensé si realmente le gustaría a Cristian, y lo sustituí por comida. Durante la semana previa, iba dejando como una especie de pistas en forma de acertijos que Cristian tenía que averiguar y al final de la semana tendría la recompensa. Recuerdo irme a trabajar nerviosa mirando cada dos por tres el móvil para ver si la primera sorpresa le había llegado. Había encargado en una web un desayuno a domicilio. Por lo que no se sobre qué hora, le tocaron a casa y le sirvieron un desayuno. Y así empezaba nuestro aniversario, recuerdos sus Whatsaap sorprendido, pero eso no era todo, había comprado dos pases para visitar el parque de atracciones que hay en el Tibidabo para pasar el domingo. Y la verdad es que lo pasamos en grande, como dos críos, como no. Otro año más al lado de este loco de atar, otro año más sabiendo que hice bien en derrotar mis miedos al amor y tirarme de lleno a la piscina. Una decisión totalmente acertada aquel 15 de abril de 2015.

Entre Sant Jordi y fiestas varias, llegó mayo con la visita de una buena amiga María. Días bonitos con mil y una historias, Harry Potter y las recetas de nuestra querida cheff personal. Nunca había pasado así más tiempo con ella pero supe de momento el por qué Cristian la quería tanto, para mi también, en tan poco tiempo, se había convertido en alguien muy especial.

Y este mes fue clave que cambió mi vida. No recuerdo bien cuando fue, pero hubo una semana entera que no quise levantarme de la cama, necesitaba que todo estuviera a oscuras, no estaba bien, tenía un peso en la espalda que hacía que me costara vivir. Realmente fue una sensación nueva para mi, pero muy dolorosa. Me resultó muy familiar, por lo que decidí ir de cabeza al médico. Y bueno, estaba en lo correcto. Principio de depresión (quiero llorar ahora mismo mientras escribo esto no sé por qué). Me sentía tan mal, tan vulnerable, me habían pisado tanto al llegar a Barcelona que no sabía muy bien como gestionar ese cacao mental. Fue muy duro cuando la psiquiatra me recetó pastillas, y me dijo lo que me pasaba, le puso nombre a eso que estaba naciendo dentro de mi.
Yo ya sabía como funcionaba, por desgracia mis padres han pasado por eso ya, en varias ocasiones. No entendía muy bien por qué, aunque sí sabía motivos sueltos, y entre ellos, mi anterior lugar de trabajo. Terminé reventando, tarde o temprano pasaría. Es muy duro ver como tu pareja intenta ayudarte, pero tu estás en un bucle de ansiedad del que no puedes escapar. Hablando con la psiquiatra le dejé muy clara mi posición ante las pastillas, aún así, ella me las recetó, además de una visita al mes con la psicóloga. Ahí vi la luz. No tomé las pastillas. Sabía que habría otros medios, no quería ser una más, quería superarlo poco a poco, con terapia, pero no con pastillas. No. Al poco tiempo me visitó la psicóloga, un amor de mujer, estaba muy nerviosa cuando fui a consulta ya que no había seguido las instrucciones que me dio la psiquiatra, pero no pasó nada, entendió mi postura de no querer medicarme a no ser que no quedara otra alternativa. Me propuso cambiar de psiquiatra y una terapia semanal con un psicólogo, J.L., el hombre que cambió mi vida.

Junio, este es el año de las bodas señores, pero esta vez me tocaba más cerca, mi amiga de la infancia Irene se casaba, no me lo podía perder, en mi trabajo me  dieron los días sin problemas, que por cierto, cambiaron mucho las cosas allí. Bajamos a Lucena, esta vez nos quedamos en casa de mis padres, y fue enriquecedor, aunque muy  breve, mucho traqueteo de arriba para abajo, una boda en la que me emocioné varias veces, joder era ella, mi amiga de la infancia vestida de blanco, parecía una princesa, no podía estar más orgullosa de todo lo que había conseguido y que a día de hoy, casi 27 años después, sigamos en contacto. Son palabras en mayúscula. Fue un momento maravilloso, gracias preciosa por hacerme formar parte de un momento tan importante en tu vida.
Y lo aburrido del mes de julio es la preparación de Rebajas, pero este año no ha tenido nada que ver con los anteriores, mucho trabajo pero mucho más divertido, las risas estaban aseguradas, con un equipo que estaba reestructurándose poco a poco, fue interesante hacer el etiquetaje con ellas, y en especial con mi Anita y nuestros karaokes personales, pá mala tú Ana, te quiero idiota.
También durante este mes, tras mucho pensar, mil foros leídos, y un caos en la cabeza, comencé a mover papeles para comenzar un máster. No sabía muy bien si aquello sería arriesgarme y tirar el dinero. Yo Socióloga de casualidad, queriéndome adentrar en un ambiente totalmente diferente, el marketing digital. Tras mil y una charla con mi chico, pensé que podría ser buena idea, no lo tenía claro, pero aún así, comencé con las llamadas. Mi querido psicólogo tuvo que aguantar todas mis dudas, mis machaques continuos y mi dureza en su máximo esplendor.

Agosto, mes favorito por excelencia. Se venían muchas cosas y estaba deseando que llegaran, entre ellos nuestro viaje de todos los veranos, este año mi querida encargada T. me dio una semana, así que este año tocaría Berlín, pero no sin antes recibir a nuestro querido amigo David Cabello. Creo que ha sido la visita más random que hemos tenido por casa, casi mato a mi chico y a él, pero unas risas no vienen nada mal, eso sí, querido David NUNCA MÁS. Fue un poco rollo porque al estar currando no tuve mucho tiempo, por lo que Cris le enseñó Barcelona y las costumbres catalanas. Menos mal que David no se peleó con ningún residente. 
Y al fin, nuestras vacaciones. Berlín nos gustó, mucho. Una ciudad curiosa, muy de nuestro rollo. Probando comida, visitando decenas de museos y acabando en un campo de concentración. Ya es el tercer viaje con él, y no podía ser mejor, a día de hoy tengo los vídeos sin editar, no sirvo para youtuber, qué raro, aunque sí que subí un pequeño resumen y que cada vez que lo veo, me acuerdo de las risas que nos pegamos él y yo. Berlín l Perdida en...



















Septiembre, mi mes de vacaciones realmente, este mes tuve aún más visitas al psicólogo/psiquiatra y al fin, pude bajar a Lucena. Allí arreglé asuntos pendientes conmigo misma, fueron momentos duros, pero necesarios para avanzar en la vida, seguir mi camino y hacerme mucho más fuerte. Fue también cuando me corté aun más el pelo, por lo que dicen ¿no? pelo nuevo, vida nueva, filosofía diferente.

Me planté en la ciudad donde empezó todo, Granada. Mi granada, ella allí como siempre. Estuve con mis amigas, me pasé por la facultad; mi título estaba calentito, la socióloga que quería ser otra profesión de mayor. Visité el famoso Nevada con Sebas y David, siempre un placer contar con su compañía. No sé que me pasa, pero siempre que bajo a Granada me siento como si no me hubiera ido nunca, pero ha cambiado todo tanto, es todo tan diferente, que cuesta creer que no volvería. Curioso. No hay más que leer mis blogs para saber que es la primera vez que pienso que mi lugar no está allí, aquello fue un amor de cuatro años, que volveré, pero aún no. Y a día de hoy (marzo 2019) ya se por qué. Cervezas, tapas, charlas, bailes absurdos y el día solitario. Mi amiga Dai trabajaba. Tenía el día entero para mi antes de coger el vuelo para Barcelona. Así que me vestí, recuerdo como llovía, tronaba que daba gusto, era perfecto. Volvamos a hablar querida Granada... me puse los cascos y salí, me puse la lista de reproducción de aquellos años, la tenía guardada, como todo. Anduve, sola, bajo la lluvia, cerré el paraguas. Nadie sabía el por qué lo hacía, pero yo sí, era más sencillo disimular las lágrimas así. Estuve andando, recorriendo los caminos ya recorridos, mirando cada detalle, a la gente despreocupada, mi corazón evocaba mil sentimientos que disparaban directos a mi cerebro. El psicólogo me lo avisó, "te tocará despedirte de algunas cosas". Y eso es lo que hice, despedirme, en octubre empezaba un proyecto muy gordo y no estaba segura, fue mi manera de decirle a Granada que quizás sería la última vez que la echaría de menos. Algo en aquel momento, me dijo que mi vida no estaría allí, que eso ya pasó, que me estaba curando, la echaba de menos, pero había aprendido a vivir sin ella. Y así fue.

Octubre. Psicólogo varías veces en semana incluso. Era muy confuso, mi cabeza tenía mil dudas, mil problemas, inseguridades. Mi jefa me dio una semana libre para poder asistir a un curso que hacía Google llamado Google Actívate, de Marketing digital. Sería el primer contacto con mi cambio. Y creo, a día de hoy, que fue lo mejor que pude haber hecho. Conocí a unas personitas únicas, maravillosas. Recuerdo estar comiendo en el descanso del curso, nos daba el sol, y me dio un vuelco en el estómago, ahí estaba ese cambio, ese anhelo, estaba ahí, era eso lo que quería. Estaba en el camino correcto. En ese momento lo supe. Todo había tenido sentido, el dinero que iba a gastar, todo. Aprendí mucho, todo era nuevo, no sabía qué me gustaba más. Estaba deseando empezar el máster, aquello era lo mío, mamá de mayor quiero dedicarme al marketing digital.

Los primeros contactos con el máster, se vieron realmente en noviembre demasiadas asignaturas, 8 sin ir más lejos. Me volví loca. Entré en un grupo, me salvaron la vida. Y llegó Evuche, la hermana de Cristian subió a pasar unos días, estaba tan cambiada, tan mayor, tan madura que me sorprendió. La conocí siendo un bichejo y que nuestro tema de conversación era JP y Frozen y ahora estábamos hablando de política. Como cambian las cosas ¿verdad? Cambios, cambios queridos. Entre ellos, el valiente paso de mi ex-compañero de piso, aquel que vivió conmigo los mejores años de la carrera, Aivaras. Se venía a vivir a Barcelona con su chico y yo no podía ser más feliz. Pasaron una noche en mi casa, y una parte de mi sabía que todo comenzaba a funcionar, no sé muy bien si fue la terapia o que todo era mucho más fácil en mi cabeza, las piezas comenzaban a cuadrar poco a poco. Pero todo tenía un fin, y en diciembre me darían el alta en el médico, y aquello aún me asustaba.

Por último, el mes más difícil de todo el año, diciembre. El máster se estaba dando conmigo, era algo que me encantaba estudiar, pero no tenía tiempo, trabajaba mucho en Stradi, me estaba volviendo loca, no tenía horas en el día, no había fines de semana, tenía que estudiar, no disfrutaba de mi chico, el máster lo hacía más pesado todo. Los días que tenía más tiempo, tenía terapia, era el último mes y tenía que ir a cuantas más sesiones mejor, pero algo dentro de mí, decía que ya estaba acabando todo, y aunque en enero tuve alguna visita más con la psiquiatra, la psicóloga y la enfermera que me hacía la relajación, mi terapia con J.L. acababa. Pero antes de que fuera eso, pasó algo, algo que tenía que pasar, mi madre me llamó una tarde, mi abuela estaba mal, regular, yo lloraba porque sabía que aunque ella no era consciente, estaba pasándolo mal, su fase del alzheimer, estaba en la etapa final. Recuerdo que le pedí al cielo que se la llevara, aquello era demasiado doloroso. Una semana después, aquel domingo, mi móvil sonó. Ella se apagó, fue el momento más duro que había vivido en mucho, estaba en Barcelona, no podía teletransportarme hacia Granada, ni mucho menos a Lucena, mi padre, solo pensaba en él. Mi padre. Cómo está mi padre. Me apresuré en buscar vuelos, trenes, lo que fuera. Los precios, en diciembre, os podréis imaginar, recuerdo tener que usar dinero del máster para poder bajar a Granada, y al día siguiente, una vez allí, darle el último adiós. Abuelita, gracias por tantas cosas, pero tenías que descansar corazón, gracias por tanto... Fue duro, pero era necesario.

Volví a subir a Barcelona tras haber pasado unos días, mi jefa fue muy comprensiva conmigo, como siempre. Y tocaba enfrentarse al segundo golpe duro, la finalización de la terapia semanal, se acababa. Fue complicado, creo incluso que lloré. Estaba bien, aquella terapia me había cambiado la vida, la forma de pensar, de juzgarme a mi misma, a no ser tan dura hacia mi persona, a ser más paciente y lo más importante, a no tener ansiedad. Algo importante, fundamental, aunque me dieron el alta de todo en enero, todos los médicos y médicas que me atendieron estos meses, me enseñaron a respirar, a pensar más, a estar más segura, a quitar el hilo que tenía enredado en mi cabeza, a perdonar a muchas personas que ni tan siquiera saben que estaba enfadadas con ellas, y lo más importante, a quererme y a confiar en mi. Se que no me podéis leer, pero gracias, gracias infinitas por aquel aprendizaje, han habido veces que os he odiado, que habéis sido muy duros, hay veces que me he ido enfadada a casa sin entender qué pasaba, por qué era todo tan duro, pero a día de hoy, escribiendo esto en marzo del año siguiente, insisto, habéis conseguido que aún, no haya vuelto a caer en aquel pozo de la ansiedad. Es tan gratificante y tan bonito vivir sin miedo a mi misma, a caerme al suelo llorando, a no poder respirar, a perder el conocimiento por falta de aire, es tan agradable saber respirar cuando me agobio, tan fácil poner en orden mis pensamientos, mis ideas y mis dudas... Y desde aquí, a todos mis queridos perdidos por la vida, os lo recomiendo, id a terapia si es lo que os pide el cuerpo, no dudéis en hacerlo, yo entré a terapia queriéndome tirar por el balcón de mi piso, sin motivos para vivir, perdida en Barcelona y arrepintiéndome de todo lo que había hecho en mi vida, me habían pisado jefas sin corazón, me habían destrozado la poca autoestima que me quedaba y aquello me quitó la esencia totalmente, la terapia me devolvió las ganas de vivir. Os lo prometo, aquello cambió todo, por favor, pedid ayuda si pensáis que la vida no tiene sentido. Gracias a todo el equipo de salud mental que me atendió gratis por la seguridad social de Cataluña.

El año empezó diferente, acabó con disputas sin arreglar y una vez más, gracias a mis jefas de ahora, pude acabar y darle la bienvenida al nuevo año, rodeada de los míos, de mis padres y lo más importante que tengo en mi vida, mi hermana y mi chico. Aunque este año he tardado mucho más de lo normal en escribir esto, pero cuando volváis a leer la despedida del año, entenderéis el por qué no he tenido tanto tiempo en escribir, y os aviso, de que este año sí, es mi año. El máster fue la mejor decisión que pude tomar. Este 2018 ha sido el año de la recuperación mental, sí, lo resumiría así, el año de la curación mental y las mil y una aventuras.
Ahora sí, que comience el 2019, estoy preparada.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Capitulo 14: Pide ayuda

La vida es cambiante, difícil y a veces te pone en tesituras que no sabes si serás capaz de salir, pero aparece algo, una pequeña bombilla se ilumina en el camino. Y esa bombilla eres tú mismo, tu yo interior gritando y es cuando algo te hace click en la cabeza y decides pedir ayuda. Al principio es difícil. Cuesta enfrentarse a la realidad de las cosas, es complicado entender el por qué de todo, saber que nuestras acciones tienen consecuencias, pero una vez que te despiertan, es como que comienzas a ser menos crítico contigo mismo, te empiezas a valorar por primera vez en años.

¿No os pasa? nunca es suficiente. Siempre falta algo, un poco de azúcar, cinco minutos más en la cama, un beso más... Y ese es el problema, en no conformarse nunca, en machacarte constantemente una y otra vez, y al final, no entendiendo el por qué estás así. Pero no pasa nada, no está todo perdido, pide ayuda. A veces, una llamada de atención es una llamada de auxilio. Y ese grito ahogado, en la gran mayoría de las ocasiones, pasa desapercibido. Y ese es el problema. Nuestra sociedad, la generalizaciones varias y el estigma hacia algunos temas en cuestión. A veces, el mayor juez somos nosotros mismos. Hace dos días, en Twitter, se creó el hashtag #yotambienvoyalpsicologo y creo que ha sido la primera vez, públicamente en una RRSS, me he pronunciado hablando del tema.

Y, ¿por qué no sincerarme? me gustaría contar aquí mi experiencia. No deja de ser un diario, menos frecuentado de lo que me gustaría, pero un diario abierto a todos los que quieran leerlo. Llevo meses de terapia psicológica, desde julio en concreto. Dos psicólogos, una psiquiatra y una enfermera (técnicas de relajación) me ayudan continuamente a salir en ese bucle de ansiedad, casualmente el capítulo anterior de este blog. En él, reflejé como me sentía la gran mayoría de los días. Es un artículo que a día de hoy, no puedo leer, es como que no me reconozco. Los médicos aquí te cuidan tanto... es un lujo tener una terapia semanal y gratis. Todo por la SS. Yo misma tenía mis reparos en ir a un psicólogo, pero a día de hoy, creo que es la sociedad en sí que nos convence de que algo va mal, de que uno tiene que arreglar sus problemas sin necesidad de ayuda. Pues no. No es así. Yo llevo años arrastrando esa ansiedad asquerosa, llevo meses luchando conmigo misma, no queriéndome nada, siendo insuficiente como persona (en sentimiento) también han habido personas a mi alrededor que me han jodido más aún sabiendo mi situación, pero a día de hoy, los veo desde arriba y pienso "ojalá algún día entiendan lo que está bien y lo que no, que empaticen más y que no machaquen a alguien sabiendo su situación".

Al principio las sesiones eran muy raras, preguntas de todo tipo, no me sentía incómoda contestandolas, son temas banales, familia, pareja, qué te inquieta, qué te pasa. Pero con el paso de las sesiones aprendes, te escuchas a ti mismo y meditas, le das miles de vueltas a las cosas y empiezas a encajar piezas de puzzle que antes no cuadraban. Ahora todo lo ves más claro, te ves más fuerte para tomar según que decisiones, arreglas fantasmas del pasado, solucionas la pérdida de alguien, te enfrentas a las situaciones de otra manera y lo más interesante, el tema ansioso, comienza a desaparecer. Con el paso de los meses, te das cuenta de que puedes canalizar tu rabia de otra manera, no es necesario hiperventilar, no es necesario pensar que la vida es una mierda o que la mejor opción es tirarse de una ventana. Meditas, piensas más fríamente y actúas. Comienzas a respirar de verdad, a no machacarte, a valorarte a gustarte y sobretodo, a perdonarte. A perdonar en consulta a todos los que te han puteado, y es cuando afloran los sentimientos de añoranza, de pena, de entusiasmo al ver el avance, y al fin, ves como no dejas de subir la escalera, un paso, otro, otro...

Es magnífico, maravilloso. Habrá momentos duros, pero la ansiedad, esta vez, no es una opción, es algo que no tiene lugar en mi cabeza, se ve todo diferente. No sabría decir por qué. Yo misma me impresiono a día de hoy y me hago la misma pregunta una y otra vez ¿por qué no he hecho esto antes? ¿Por qué no he venido antes?

No llevo la cuenta, el psicólogo me dijo que era absurdo, pero llevo casi dos meses sin tener un ataque de ansiedad, y he pasado situaciones muy tensas. Pero no, en el momento que lo he notado, he sabido como actuar, he dejado de machacarme tanto. Dejo fluir las cosas de una manera más natural. Ayer en el trabajo, me di cuenta de algo que sigo repitiendo sin darme cuenta y es infravalorarme, una compañera nos visitó y me halagó con el tema de que cosía muy bien, yo le resté importancia, no para hacerme la interesante, sino porque verdaderamente lo pensaba. Luego, cuando bajé al almacén a seguir trabajando estuve pensando bien la frase que había dicho de manera automática, y al rato pensé "pues oye, si que soy una crack, lo he conseguido sola, nadie me ha enseñado, lo estoy haciendo yo sola. Me he desenvuelto sola, mi madre solo me regaló la herramienta, yo investigué y aprendí". Es curioso analizar hasta donde puede llegar mi mente negativa con tal de hacerme daño a mi misma.

Y algo con lo que no estaba segura pero ahora sí, y encima orgullosa es con mi máster. Es un secreto a voces lo que voy a contar aquí, pero he llegado a emocionarme (literal) con lo que estudio, con lo que hago, con la decisión que he tomado, y es que, es la primera vez que me escucho a mi misma a la hora de decidir algo, quizás tendría que hacerlo más a menudo. Con este post, lo que quiero decirte a ti que me lees y te sientes igual... pide ayuda. No tengas miedo, yo llegué a mi límite, pero no hace falta llegar hasta ahí, porque es muy difícil salir. Me recetaron pastillas e incluso principio de depresión, y no quise aceptar eso. Escogí la vía más difícil, la terapia, digo más difícil porque es la que más esfuerzo requiere, no quería una pastilla que me quitara el malestar, quería enfrentarme a mis problemas, ponerles nombres apellidos y sentarme con ellos. Y eso hice, uno por uno. Y aún me quedan, hasta que acabe una de las terapias, que por desgracia es el diciembre. Creo que nunca estaré tan agradecida a todos los médicos que me están tratando, y en especial a él JL.

Tenía que hacer un post así después de la rallada del anterior, y no sabéis lo bien que sienta ¡uf!

PD: Basta ya de banalizar las enfermedades mentales, de restarle importancia a una persona con ansiedad, depresión, ataques de pánico, problemas sociales... 2018. Nada más que decir :)

miércoles, 2 de mayo de 2018

"Sube tan rápido como un orgasmo, el orgasmo del dolor"

Las tripas se te encogen, notas el cuerpo duro y sin posibilidad de respuesta. No puedes respirar, te duele la garganta como si te estuvieran estrangulando, tras eso, también notas como por la zona del pecho, justo en el medio, te están apretando. La mano negra te aprieta y te obliga a coger aire sin parar, te ahogas. Lloras porque tu cabeza se nubla y en ella comienzan a pasar pensamientos que te aterran que se conviertan en realidad porque, en ese momento, es lo único que  deseas. 
Es como un orgasmo. Va subiendo poco a poco. Mientras tanto, tus pensamientos siguen danzando y tu te sientes peor persona, tu vida no tiene sentido, te da igual tu familia, tu pareja, te das igual tú mismo. Empieza a temblarte el cuerpo, los músculos se tensan y pierdes la oportunidad de pedir ayuda. Cuando está demasiado avanzado, es imposible pararlo, así que lo dejas que suba todo lo posible y que se vaya lo antes posible. Rezas por estar sentada en el suelo o echada en la cama por si te desmayas y te haces más daño del posible. Pese a que es una sensación parecida a cuando pierdes la conciencia, intentas tener las manos delante y no agarrando el pelo y tirando de él. Notas que te estás clavando las uñas y ni siquiera notas el dolor. 
Hiperventilas. 
Escuchas como el corazón se te va a salir de la boca y como parece que te has bebido 3 chupitos del mareo que tienes encima. Con un halo de voz pides ayuda, nadie te oye, lo que para ti es un grito, para otros es un susurro. Te encoges en la cama, en el suelo... y esperas a que suba. Y es cuando, como un orgasmo, llega a su punto más alto, el punto que más se disfruta en una relación sexual, pero en este caso es lo peor, es cuando expulsas todo lo que queda de ti y de repente, te montas en una montaña rusa hacía abajo y sin frenos. Tu cuerpo sigue temblando, tienes la boca seca, no puedes abrir los ojos, te duele el pecho, la garganta y sobretodo, te duelen los músculos. Te duelen mucho los músculos, parece que has estado levantando cajas sin descanso. Las manos las tienes completamente dormidas y es cuando tu mente vuelve a ti. Te miras y te das vergüenza, lloras por pena, pena de sentir las cosas tan a fondo. Te culpas por no haber parado ese orgasmo del dolor, te sientes una mierda porque no eres lo suficientemente fuerte como se supone que debes ser. 
Cuando pasa unos minutos y tienes fuerzas para levantarte, vas al baño y te echas agua en la cara y te miras fijamente es entonces cuando te preguntas ¿qué cojones he hecho? intentas justificarte, y lo que no te das cuenta es de que no tienes la culpa... de cara a la sociedad eres débil y tu corazón no tiene permitido sufrir... es cuando te cuestionas tu vida entera y vuelve, sube tan rápido como un orgasmo, el orgasmo del dolor... 

La ansiedad es un estado emocional y es la acompañante de otro tipo de angustias en especial, la neurosis. Esta se caracteriza por una intensa excitación, extrema inseguridad, inquietud, miedo, angustia. "Nuestro cuerpo y mente pasan de un modo repentino a estar en estado de alerta ante situaciones cotidianas y/o personas que percibimos de forma consciente o inconsciente como una amenaza".

"La ansiedad: una dolencia difícil. El paciente cree tener por dentro algo parecido a una espina, algo que le pincha las vísceras, y las náuseas lo atormentan." Hipocrates. 

Hoy día sigue habiendo personas que creen que el tema de la ansiedad o depresión son enfermedades ficticias que el paciente crea para llamar la atención, cuando desde la OCU nos menciona que un 57% de la población tiene este problema, mientras que un 34% padece depresión. Son enfermedades también, pero creo que la sociedad tiene mucho que aprender a día de hoy.